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PERSONAJES

Las Escorts “vintage” de Holanda

Dos mujeres de 70 años absolutamente idénticas caminan por las calles de Ámsterdam, entre los turistas, las legendarias escorts de Holanda, los policías y los vendedores. Muchos se les presentan, detienen su marcha y piden sacarse fotos con ellas. Las saludan amable y afectuosamente, y ellas responden de la misma manera. Es porque son una verdadera leyenda.

Se trata de las hermanas gemelas Louise y Martine Fokkens, las dos prostitutas más antiguas de Holanda, ambas bisabuelas. Han trabajado 50 años en un país que legalizó la prostitución en 2000. Hoy tienen entre ambas siete hijos, 12 nietos y cinco bisnietos. Y son fundadoras del primer sindicato holandés de la profesión.

Louise y Martine Fokkens se hicieron conocidas en todo el mundo durante 2011, con el documental “Meet the Fokkens” (“Conoce a las Fokkens”) muy aplaudido en el festival de cine de Ámsterdam. Y se han escrito y publicado dos libros sobre estas hermanas gemelas, uno de ellos traducido a siete idiomas, que vendió 70.000 ejemplares solo en Holanda.

Legendarias escorts de Holanda con un siglo en el trabajo sexual

Sí, entre las dos suman 100 años en el negocio, porque comenzaron al mismo tiempo y ya superaron el medio siglo de ejercicio cada una. Incluso, una de ellas continúa en la actividad. Ha encontrado un “nicho”: es una especie de “dominatriz” para hombres de la tercera edad. Su hermana está muy complicada con su artritis, por lo cual ya no ejerce.

Estas auténticas matriarcas de la “zona roja” de Ámsterdam pueden contar con lujo de detalles la evolución del “oficio más viejo del mundo” en la ciudad donde es un atractivo turístico desembozado, sin la hipocresía y ocultamientos que lo encubre en otras urbes. De hecho, hablamos de que aquí, desde el siglo XV, las mujeres han vendido su cuerpo a los que estaban de paso. Hoy trabajan en la prostitución entre 5.000 y 8.000 personas.

Incluso, estas hermanas han incursionado en la televisión, en un programa especializado en “sexo y drogas” (¿?) con un título extremadamente explicito: “Inyectar y tragar”. En él, su popularidad dio un salto exponencial. Básicamente, desgranaban sus anécdotas y recuerdos de 50 años de oficio, y daban recomendaciones a los jóvenes. Especialmente, ponían énfasis en el trato que los varones deben darle a las mujeres, sean profesionales del sexo o no.

Enseñando con el recuerdo

“Al principio, era muy difícil”, rememoran. “Durante estos últimos años, las cosas han sido un poco más fáciles”. La violencia del entorno y la explotación las llevaron a fundar el primer sindicato de prostitutas del país, que llamaron “La Lucecita Roja”. Una obvia referencia a los faroles rojos que señalan la puerta de los prostíbulos.

Ellas no lamentan lo que han vivido, excepto por los cambios en el barrio, “Ya no hay un código de honor que se transmite de una generación de chicas a otra”, explican. “Hoy en día, las chicas casi no llevan ropa. Venden y consumen droga”, afirma Louise, para quien las mafias controlan hoy el barrio. “Todo está relacionado con el delito. Una prostituta digna no consume droga”, pontifican. “En aquella época, las chicas se protegían entre ellas. Ahora ya no es así. Los sentimientos humanos han abandonado el Barrio Rojo desde hace mucho tiempo”, se quejan amargamente.

Estás dos verdaderas leyendas, siguen diciendo lo suyo y recorriendo el “barrio rojo”, donde son un atractivo más.

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LUGARES

Las escorts de Holanda, el sexo como atractivo turístico y muchos tulipanes

Si algo abunda en los Países bajos es la incitación al sexo, a visitar las geniales escorts de Holanda, conociendo su famosa “zona roja”. Y a ver los espectaculares campos con tulipanes, por supuesto.

Todo es atractivo, con sus ciudades que exudan tanto modernismo como tradición, una arquitectura alucinante y las costumbres más liberales de Europa.

Esa permisividad ha sido transformada en un imán para turistas de todo el mundo que quieren disfrutar de un ambiente verdaderamente relajado.

El centro de todo

Es Ámsterdam, lógicamente. Combina extensos canales y puentes sobre el río Amstel, con la arquitectura de los siglos XVI y XVII. Y mercados flotantes, en los que se pueden adquirir, entre muchísimas cosas, gran cantidad de flores. Por supuesto, los tulipanes son los favoritos de todos.

En la plaza del Dam y sus alrededores tenemos muchos de los célebres “Coffe-shops”, bares en los que no se sirve alcohol. Pero se puede pasar el rato jugando a las damas, al ajedrez o a juegos de rol. Y fumando porros, algo completamente legalizado y liberalizado. Incluso los venden hechos y con un instructivo sobre el tipo de hierba que tiene cada uno. Y el efecto que causan. Son incontables las tiendas que venden productos relacionados con la marihuana y otras drogas, incluso hongos alucinógenos.

Nadie de los que van allí quiere dejar de ver las obras de famosos artistas, como Rembrandt y Van Gogh. Están en los grandes museos que alberga la ciudad. Por ejemplo, el Rijksmuseum, el Van Gogh Museum y el Stedelijk Museum. Todos, en las calles principales y muy cerca del Palacio Real, otro atractivo eternamente abarrotado de turistas.

Las geniales escorts de Holanda, estrellas de la “Zona roja”

El Barrio Rojo de Ámsterdam, también se llama “Red Light District” (por los típicos faroles rojos que indican la ubicación de “las casas de lenocinio”, como lo dirían los viejos castizos). Es el distrito más antiguo y más famoso de la ciudad. Fue construido allá por el año 1385, nada menos.

Ya desde el siglo XIV, la prostitución era legal allí. Eso cambió, cuando a fines del siglo XVI, Ámsterdam se volvió protestante, con un nuevo gobierno que la prohibió. En la vida diaria, todos se hicieron los distraídos y miraron para otro lado. Y la prostitución aumentó. No era posible eliminarla, sobre todo considerando que era un puerto sumamente activo, siempre lleno de marineros que en sus descansos se dedicaban al alcohol y a las prostitutas. Eso no cambió nunca a lo largo de los siglos.

A fines del siglo XIX, los movimientos cristianos volvieron a tener mucho peso sobre la sociedad holandesa. Sus miembros salían por las noches para tratar de convencer a los clientes y a las prostitutas de que desistan, leyéndoles párrafos de la biblia y entonando cantos.

Por estas presiones sociales, la policía comenzó a no permitir que las mujeres atrajeran a sus clientes mientras estaban paradas en los portales. Tuvieron que hacerlo desde el interior, y así empezó lo de las famosas vitrinas y ventanas detrás de las cuales las chicas ofrecen sus servicios hasta hoy.

En el año 2000, los burdeles de toda Holanda fueron declarados legales, con autorización previa del Estado. Y la prostitución fue reconocida como una profesión legítima. Las prostitutas y escorts deben pagar impuestos y cumplir con normas y regulaciones sanitarias y de conducta.

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HISTORIAS

“EL DESTAPE” ESPAÑOL, O EL SEXO COMO CATARSIS COLECTIVA

El país ibérico fue una especie de olla a presión durante cuatro décadas. Soñaba con libertades que no tenía, con escorts llegadas de Holanda, con libros sin censura previa ni posterior. Una férrea dictadura obstruía todo.

Pero el tiempo es implacable. En 1975, el supremo sostenedor de una represión cultural (y no solo cultural) pocas veces vista, pasó a mejor vida. Si bien no estuvo nada mal la que disfrutó como autócrata de su país.

En cuestión de meses, hubo un cambio político dramático. Tanto que ni los guionistas de “House of Cards” podrían haberlo imaginado. Y el dispositivo represor implotó. Comenzaron a soplar otros aires.

Giro a 180 grados

Finalmente, la tapa de la olla a presión voló por los aires. Con el Rey Juan Carlos I como Jefe de Estado, y Adolfo Suárez como Presidente del Gobierno, amanecieron las libertades públicas. Todo cambió, especialmente la oferta de erotismo en los consumos culturales.

El cine español pasó a ser un hervidero de senos y traseros expuestos, situaciones “picantes”, con muchas “starlets”, casi escorts cinematográficas, desprovistas de ropa, el 90% de su tiempo en pantalla. Poblaron las fantasías eróticas de (al menos) la mitad de la península, y se convirtieron en celebridades de cabotaje. Aunque en algunos casos tuvieron cierta trascendencia fuera de España, pero no demasiada.

Es que su osadía sexual, bastante impostada y exagerada, a veces hasta el ridículo, parecía un poco ingenua en el resto de Europa (en especial para los países bajos) y buena parte de América. No fue un “producto de exportación”, precisamente, pero sí de análisis sociológico, incluso más allá de sus fronteras.

“Capocómicos” malhablados, escorts de Holanda, y revistas “atrevidas”

Los cines, los quioscos y las librerías se poblaron de imágenes de las siempre desnudas “musas del destape”. Era una variopinta selección de mujeres hermosas. Sus nombres resonaban en todas partes: María José Cantudo, Blanca Estrada, Victoria Vera, Nadiuska, María Luisa San José, Susana Estrada, Victoria Abril (luego una de las mejores “chicas Almodovar”) Bárbara Rey (en la foto que ilustra este artículo) Silvia Tortosa, Eva Lyberten… Fueron sinónimo del erotismo “a la española” que inundó el cine, contagió a la televisión, y también los impresos. No podía compararse al del resto de Europa, principalmente al de los países bajos y sus escorts de Holanda.

Además de un aluvión de revistas destinadas pura y exclusivamente a mostrar desnudos de mujeres (y de algunos hombres o parejas en actitudes sexis) el semanario Interviú marcó la época.

Fue la primera publicación periodística que puso mujeres semidesnudas en su portada. Tenía un particular estilo (inspirado vagamente en algunas publicaciones inglesas) que bien podía definirse como “amarillo”, o sensacionalista. Pero supo combinarlo muy bien con estupendas investigaciones y profundos reportajes. Eso le dio una buena fama nunca opacada por los desnudos de sus portadas y sus láminas centrales.

Cine y revistas “destapados”

Como dijo el director del editor “Grupo Z”, Antonio Asensio, cerebro de la editorial y de la publicación: “A los españoles les faltaba sexo, les dimos sexo. Les faltaba claridad, y les dimos la libre expresión de los columnistas. Era un traje a la medida. Era un cóctel. Pero no molotov”. Se publicó entre 1976 y hasta su cierre en 2018, cuando ya era una venerable reliquia del pasado. Igual, conservaba su prestigio.

Pero el mayor exceso de “destape” fue en el cine. Solo en 1976, el 50% de las películas producidas y estrenadas eran de alto contenido erótico. Y a la vez, con poca calidad y mínimos presupuestos. A veces, sin ninguna justificación, se mostraban desnudos casi siempre femeninos, y muchos de estos films fueron enormes éxitos comerciales. Estaban generalmente interpretados en sus papeles masculinos por Andrés Pajares y Fernando Esteso, especialistas en comedias humorísticas de trazo muy grueso.

En menos de 10 años, bajó la espuma, y la pasión por los desnudos gratuitos se aplacó hasta desaparecer. Hoy, el “destape” está siendo revisitado con películas “de época” y estudios de psicología social, por haber sido un periodo único e irrepetible.

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